Obesidad y demencia: ¿existe alguna relación?

Si usted es como la mayoría de la gente, ya sabe que la obesidad es la causa principal de muchas enfermedades crónicas, lo que la convierte en la segunda causa de muerte evitable en Estados Unidos. Un exceso de peso puede provocar diabetes de tipo 2, hipertensión, problemas articulares y de movilidad, y puede aumentar el riesgo de sufrir problemas cardiacos, derrames cerebrales y muchos tipos de cáncer.

Lo que mucha gente no sabe es que existe una relación entre la obesidad y la demencia. Hoy vamos a hablar de ello, así como del Alzheimer y la obesidad y de cómo el exceso de peso puede afectar al cerebro de una persona a largo plazo.

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¿Qué significa ser obeso?

La acumulación excesiva de grasa que pone en peligro la salud de un individuo se clasifica como sobrepeso u obesidad. Cuando el IMC de una persona supera 25, los CDC la consideran con sobrepeso, pero las personas con IMC superior a 30 se clasifican como obesas. Los niveles de IMC superiores a 30 se desglosan a su vez en clases, entre las que se incluyen:

  • Obesidad de clase 1: IMC entre 30 y 34,9;
  • Obesidad de clase 2: IMC entre 35 y 39,9;
  • Obesidad de clase 3: IMC entre 40 y 49,9;
  • Obesidad de clase 4: IMC entre 50 y 59,9;
  • Obesidad de clase 5: IMC igual o superior a 60.

¿Qué es la demencia?

Demencia es una palabra que se utiliza para describir vagamente un conjunto de enfermedades que no forman parte del proceso normal de envejecimiento y que provocan una reducción del funcionamiento mental, como pensar con claridad, recordar cosas y razonar. Está causada por daños en las células nerviosas del cerebro, y los síntomas que experimenta la persona afectada dependen de la parte del cerebro dañada. Existen distintos tipos de demencia, siendo la enfermedad de Alzheimer la más conocida.

Una investigación demuestra la relación entre obesidad y demencia

Se sigue investigando la relación entre obesidad y demencia, pero un estudio realizado por el University College de Londres determinó que existe una conexión entre ambas.

Estudiaron los datos de más de 6.500 personas del estudio ELSA (English Longitudinal Study of Aging) que tenían al menos 50 años y estaban en pleno uso de sus facultades mentales al inicio del estudio. Registraron el índice de masa corporal (IMC) de cada individuo y lo clasificaron en las categorías de normal, con sobrepeso u obeso. También anotaron el tamaño de su cintura, y se les clasificó con obesidad central si el tamaño de su cintura superaba un determinado umbral. (34,6 pulgadas para las mujeres y 40,2 pulgadas para los hombres)

Hicieron un seguimiento de los historiales médicos de estos individuos durante un periodo de 15 años, y 453 de los individuos del grupo desarrollaron demencia. Informaron de que los individuos que eran obesos al inicio del estudio tenían un 34% más de probabilidades de sufrir demencia que los que se encontraban dentro de un rango de peso normal. Los riesgos eran un poco más elevados para los que padecían afecciones de salud como hipertensión y diabetes. Además, los que padecían obesidad abdominal mostraban un riesgo un 39% mayor de desarrollar demencia que los que no tenían grasa en la barriga.

¿Cómo contribuye la obesidad a la demencia?

Un estudio publicado por la Universidad de Oxford en 2020 analizó la relación entre la forma de demencia conocida como Alzheimer y la obesidad. El estudio señalaba que los individuos que padecen obesidad tienen niveles más altos de la hormona leptina. El cerebro tiene receptores de leptina en distintas zonas, entre ellas:

  • Hipotálamo, que ayuda a controlar el hambre, la sed, la temperatura corporal, el sueño y la liberación de hormonas que contribuyen a mantener el equilibrio emocional;
  • La corteza cerebral es responsable del pensamiento, la memoria, el razonamiento, la resolución de problemas, el lenguaje y la toma de decisiones. También controla los movimientos voluntarios y procesa información sensorial como la vista, el oído y el tacto;
  • El hipocampo es responsable de la memoria espacial, que ayuda a recordar lugares y ubicaciones, así como de funciones de la memoria a corto y largo plazo, como la formación de nuevos recuerdos y la conexión de las emociones con esos recuerdos. Esta zona suele ser la primera afectada en las personas que desarrollan la enfermedad de Alzheimer.

La leptina es producida por el tejido adiposo, por lo que los individuos con obesidad tienen niveles más elevados de esta hormona. El aumento crónico de los niveles de leptina puede provocar resistencia a la leptina, lo que significa que el cerebro deja de responder adecuadamente a las señales de la leptina. Esto explicaría por qué algunos de los primeros síntomas de la demencia son problemas cognitivos y de memoria.

Además, según los CDC, las enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes y la hipertensión, también pueden aumentar la probabilidad de sufrir demencia. La diabetes puede dañar los nervios, y la hipertensión arterial puede dañar los vasos y reducir el flujo sanguíneo al cerebro, provocando ictus o pérdida de memoria.

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¿Se relaciona la grasa abdominal con la demencia?

La relación entre la grasa abdominal y la demencia es motivo de gran preocupación y objeto de continuas investigaciones. Los estudios han descubierto que las personas con más grasa alrededor del abdomen tienen más probabilidades de desarrollar demencia que las que la tienen en otras partes del cuerpo. La grasa abdominal es más preocupante porque rodea los órganos vitales y segrega unas proteínas llamadas adipoquinas que pueden desencadenar la inflamación y dañar el cerebro y provocar demencia.

¿Qué se puede hacer para reducir el riesgo de demencia?

Aunque todavía son necesarias más investigaciones, está claro que existe una conexión entre la obesidad y la demencia, que incluye la enfermedad de Alzheimer. Para reducir el riesgo de padecer una de estas graves enfermedades, es importante mantener un peso saludable. Es fundamental realizar una actividad física regular y seguir una dieta sana y equilibrada. Llevar un estilo de vida sano no sólo reducirá el riesgo de deterioro cognitivo, sino que también aumentará su nivel de energía, elevará su estado de ánimo y mejorará su calidad de vida.

¿Cómo puede ayudarme un profesional de la pérdida de peso a reducir el riesgo de padecer Alzheimer?

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Mantener un peso saludable reduce el riesgo de padecer muchas enfermedades graves, incluidas las relacionadas con la función cerebral y la pérdida de memoria. Muchas personas obesas que han adelgazado han conseguido eliminar la diabetes de tipo 2 y la hipertensión, lo que también ha reducido su riesgo de demencia.

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